Marien Otero. Creadora de MAROTECART STUDIO, se forma en grado de publicidad y relaciones públicas que, junto con el máster en diseño gráfico le dan las herramientas para luchar
por hacer comunicación y diseño consciente. A día de hoy se dedica a ayudar a pequeñas y medianas empresas en la creación de su marca además de diseño editorial, ilustración personalizada y todo lo relacionado con el diseño gráfico.
Imparte talleres de creatividad para ayudar a las personas a desconectar del mundo exterior ayudándoles a indagar en su interior. En su día a día necesita sentir la naturaleza, la soledad... pero también la compañía, es por ello que practica a diario la creatividad (la cual requiere de mucho mirar hacia adentro) y el arte (expresarlo hacia afuera). “El arte reconforta, ayuda a llenar cada espacio del cuerpo y contribuye a una mayor consciencia y color interno”.
Cristina Outón. Una vez toqué el barro y me quedé enganchada a él. Cualquier pieza de arcilla que veo me resulta atractiva. No es para menos; agua, tierra, aire y fuego en manos del ceramista para dar vida a una obra. Me encanta embarrarme, amasar, modelar, construir, coser, ahuecar, secar, esmaltar, pero sobre todo abrir el horno y escuchar su sonido (el tintineo del material contrayéndose), un sonido asociado a la sorpresa de ver como habrá quedado cada pieza. Me considero una vieja ceramista, me gradué en Artes Aplicadas en la especialidad de Cerámica en 1994 y en la especialidad de Grabado y Técnicas de estampación en 2013.
Ahora me dedico a la cerámica ancestral. Busco yacimientos de arcillas por los alrededores. Recojo el barro directamente de la tierra, lo transporto, machaco, humedezco, amaso, dialogo con el material y veo sus posibilidades. Nos hacemos el uno al otro y a partir de ahí voy sacando piezas. Es una labor de conexión con la tierra y los diferentes elementos. Estudié Arteterapia y utilizo también el barro como material terapeútico para relajarnos, expresar emociones y como forma de conexión con el inconsciente, nos ayuda a sanar las heridas del alma.
Acerca del proyecto:
Un día el destino quiso que Cristina Outón y Marien Otero colaborásemos para unir diseño, creatividad y artesanía. Tras varios encuentros en los que compartimos intereses personales, artísticos y posibles creaciones de productos, nos dimos cuenta que nos unía el amor por la naturaleza, sus ciclos vitales, los procesos creativos y el auto-cuidado, tan importantes para la vida. Decidimos crear un producto cerámico que reflejara estos aspectos y pudiese ser empleado en meditaciones, rituales de crecimiento personal, momentos de relax… como un auto-regalo para estar en el momento presente.
El concepto clave para expresar nuestra idea fue: "la naturaleza y sus 4 elementos: tierra, agua, aire y fuego". Todos ellos necesarios para la elaboración de una pieza cerámica. El diseño iba en consonancia, un círculo en forma de rueda que se adptaba a los ciclos vitales. Comenzamos a buscar materiales orgánicos que pudiesen recrear, por medio de texturas, cada elemento de la naturaleza en la propia pieza.
Anduvimos parques y playas para recopilar plantas y conchas que nos ayudasen a hacer visible: aire, fuego, tierra y aire. Probamos estas muestras en diferentes arcillas. Algunas texturas eran más visuales y reconocibles, sin embargo otras no. Nos resultó muy complejo representar el aire y el fuego. Tras varios días de investigación comenzamos a hacer pruebas de esmaltes y óxidos colorantes cerámicos. Anotábamos cada gramo, cada detalle, para que luego, una vez analizado el resultado supiésemos qué cantidad emplear para la pieza final.
A la par realizábamos varios moldes de escayola (con y sin texturas) para agilizar el proceso de creación de las piezas. Verdes, azules, amarillos y naranjas tiñeron nuestros sentidos hasta dar con la pieza final: una rueda de la vida para meditar y estar en el momento presente. Creada con arcilla blanca, oxido verde y esmalte traslúcido. Además creamos una pieza secundaria con barro rojo y esmalte turquesa que evocase al mar.